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a Irene Adler que ha ganado 100€ en productos Gorjuss.
Irene participó con la historia “Sin palabras”en el Primer Concurso de Relatos Cortos de Crónicas Gorjuss. La historia trata de como una Muñequita Gorjuss acompaña a su pequeña dueña en un momento difícil, es su única confidente de lo que vive día a día en el cole, algo que parece natural y sin importancia pero que le va afectando.
Much@s de nuestros niños, (como Celia, la protagonista) sufren de esto y es importante enseñarles a no tener miedo y hablar con sus padres.
❤ Leela, dinos que piensas ❤
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“Sin palabras” por Irene Adler.
La luz del amanecer entra, tímida, a través de las cortinas iluminando las puntas de mis zapatitos. Dentro de poco, rozará las pestañas de Celia y la despertará justo a tiempo: apenas unos minutos después entrará su mamá anunciando que el desayuno la espera en la cocina, como cada mañana.
A medida que avanza el rayo de sol, pienso que ojalá pudiera congelar este momento en el que Celia aún duerme. Respira tranquila, perdida en las brumas de algún sueño, en paz. Sin embargo, esta noche será muy distinta. Como cada noche, Celia se dormirá abrazándome fuerte entre lágrimas y me contará lo último que le han hecho sus compañeras, y cómo su profe no hace nada. Me contará que tiene miedo de decírselo a sus papás, porque no quiere parecer una llorica, que es lo que le dicen las otras niñas. Me contará que tiene miedo de ir al cole, que a veces se pone malita sólo para no ir y quedarse en casa con mamá y conmigo.
Y yo, como siempre, intentaré transmitirle en nuestro abrazo ese valor que no le falta pero que aún tiene que encontrar para contarlo todo. Como siempre, pensaré que ojalá tuviese yo una boca para decirle que ella no tiene la culpa o para explicarle a su mamá por qué a veces le da la impresión de que Celia tiene la mirada triste. Como siempre, lamentaré pasar el día en su habitación, en la repisa de las muñecas, mientras ella sufre a la hora del patio, cuando las profes se distraen.
El rayo de sol alcanza su objetivo y Celia abre los ojos. Me mira, a su lado en la almohada, y me dedica una sonrisa.
– Buenos días, Violet.
Justo en ese momento su mamá abre despacio la puerta.
– Celia, cariño, a desayunar que tenemos que ir al cole.
Se incorpora, muda, y me mira como pidiendo consejo. Con una mirada de ojitos negros intento decirle que lo haga, que todo irá bien. Mira a su mamá y despega los labios.
Fin
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